
Con apenas un mes de haber sido juramentado el pasado 20 de enero, el presidente Donald Trump ha dejado en claro que usará sin límites el poder que le otorga la posición de ser presidente. Desde el primer día que asumió la presidencia ha firmado más de 70 órdenes ejecutivas (decretos) consideradas controversiales y no controversiales.
Las órdenes ejecutivas abarcan desde la eliminación de la nacionalidad para hijos de inmigrantes indocumentados, retenciones de fondos federales, cancelación de empleados federales hasta la insólita orden ejecutiva que reestablece el uso de los sorbetes plásticos en la Casa Blanca.
Aunque algunas de ellas han sido bloqueadas (impedidas) de entrar en vigencia por órdenes judiciales federales, el mandatario ha enviado el mensaje de que en su nueva administración de gobierno continuará con el uso de ellas.
Dos de esas órdenes ejecutivas fueron las relativas al incrementos de los aranceles comerciales hacia China, Canadá y México, los cuales tienen planificado establecer impuestos equivalentes a los productos norteamericanos que se comercializan en sus territorios.
Por autorización del gobierno se han impuesto aranceles del 10 por ciento a China, aumentado los impuestos estadounidenses al acero y el aluminio extranjeros de 25 por ciento a los productos de Canadá y México que entrarán en vigencia en los próximos meses.
Según informes de prensa Trump afirmó sobre los aranceles que: “si nos cobran, nosotros les cobramos. Si ellos están en 25 por ciento, nosotros estamos en 25. Si ellos están en 10, nosotros estamos en 10. Y si están mucho más altos que 25, ahí es donde nosotros también estaremos”.
En relación a la desigualdad en los aranceles, el departamento de comunicaciones de la Casa Blanca citó a Brasil donde se grava las importaciones de etanol, incluidas las de Estados Unidos, al 18 por ciento, pero el arancel estadounidense sobre el etanol es de sólo 2,5 por ciento. Asimismo, India grava las motocicletas extranjeras al 100 por ciento, mientras que Estados Unidos sólo al 2,4 por ciento.
Como en el pasado la administración gubernamental Trump ha tomado esas medidas sin una previa discusión de nuevos aranceles entre las naciones involucradas. Lo cierto es que los consumidores norteamericanos nos veremos afectados en los próximos meses cuando tengamos que adquirir productos provenientes de China y Canadá, tales como vehículos, estufas, televisores y computadoras.
A pesar de que la orden ejecutiva establece aranceles recíprocos, es decir, comprar con un impuesto igualitario entre las naciones involucradas, lo cierto es que, para los expertos en economía, los aranceles debieron ser aplicados entre mutuo acuerdo y no de forma unilateral como lo hizo Estados Unidos.
Como ningún otro presidente en la historia política Trump se convierte en el primero en depender de las órdenes ejecutivas para gobernar, pero en la realidad de los hechos no son el mejor recurso para ejercer el poder. Lo cierto es que Trump más que discusión prefiere que las órdenes ejecutivas sean discutidas por ante los tribunales de justicia antes que someter sus delicadas decisiones al consenso y racionalidad del diálogo. La batalla entre el poder presidencial y la justicia ha iniciado.
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Fuente: santiagodigital.net