
««En historia, en alemán, en ciencias sociales, en la semana de proyectos… hemos estudiado a Hitler en todas estas asignaturas, así que se puede decir que sí, que aprendemos sobre Hitler en la escuela», improvisa la respuesta Stepahn, mientras tira unas canastas con sus amigos en una pista de baloncesto, en el centro de Berlín. «Un poco demasiado», añade Lukas, que entiende que esta materia tiene «sobrepeso» en el sistema educativo alemán. «He estudiado un año en Estados Unidos y allí ni siquiera sitúan Alemania en el mapa, muchos creen que Hitler es un personaje de ficción». «Mi padre me ha contado que vieron en el colegio esas películas de la liberación de Auschwitz, con todos esos muertos, y que le impresionó demasiado», aporta Elías, que celebra que hoy en día se estudie con otros materiales. «Yo conozco a Hitler sobre todo por las películas », dice por su parte Omar, que llegó desde Siria en 2019. En su país no es materia de estudio y, una vez en Alemania, invirtió sus esfuerzos en el aprendizaje del alemán en los años en que sus amigos estudiaban la secundaria, por lo que tampoco sabe sobre el ascenso del nazismo. Este ocasional mosaico de opiniones de chavales de entre 16 y 19 años es un reflejo de la actual experiencia escolar con la figura de Adolf Hitler, que completa el quinto miembro del equipo, León: «Habría que preguntar a las chicas; en mi clase, el curso pasado, estudiamos el nazismo desde la perspectiva de género y vimos que, en los cuadros dirigentes de la Alemania del III Reich, no había mujeres, y que se imponía un modelo social heteropatriarcal del que todavía hoy quedan restos».A partir de los 15 añosEn las escuelas alemanas, se enseña intensivamente sobre la época del nacionalsocialismo y Adolf Hitler desde el noveno grado, cuando los alumnos tienen unos 15 años. El enfoque está centrado actualmente en comprender las causas, los eventos y las consecuencias de esta era, incluyendo el Holocausto y los crímenes contra la humanidad. El objetivo es «concienciar a los estudiantes sobre los peligros del extremismo, el racismo y el antisemitismo», según el Ministerio de Educación, pero su enseñanza varía en la práctica de unos Bundesländer a otros y los profesores gozan de amplia libertad de cátedra, a excepción de los dos últimos cursos, en los que los alumnos se preparan para los exámenes de acceso a la Universidad y el contenido de las asignaturas es fijo.Con el peso de las décadas, disminuye proporcionalmente el número de visitas a los campos de concentración nazis y las clases destinadas a recibir en el colegio y escuchar el testimonio de supervivientes del Holocausto, debido a que su edad ha dificultado progresivamente estas prácticas. Han ganado terreno, en cambio, los análisis en clase de textos originales como discursos, leyes de la época o fragmentos de diarios personales, así como proyectos creativos, en los que los estudiantes escriben poemas o realizan obras de teatro en las que exploran aspectos éticos y emocionales del ascenso del nazismo. El debate al respecto pivota sobre dos preguntas: cómo integrar formativamente en la lucha contra el antisemitismo a los numerosos inmigrantes y refugiados procedentes de países musulmanes en edad escolar, que traen consigo un acervo cultural antisemita en el que Hitler es incluso admirado, y hasta qué punto el enfoque emocional del aprendizaje fija o relativiza la importancia de los acontecimientos que se estudian.«Los niños y adolescentes reaccionan de manera muy diferente a las imágenes y testimonios de los campos de concentración. Algunos están completamente asustados, otros incluso reaccionan con una actitud defensiva porque es demasiado para ellos procesar estas imágenes y eso es lo contrario de lo que se pretende», desaconseja la crudeza el portal escolar de la Fundación Robert Bosch. «Los informes de testigos contemporáneos del Holocausto son particularmente impresionantes… pero es una visión en retrospectiva, después de quizá 70 años, en la que los mecanismos de filtrado juegan un papel». Sylvia Löhrmann, exministra de Educación de Renania del Norte-Westfalia, recomienda por el contrario el enfoque emocional, porque su efecto es «más duradero». «Hoy en día no te puedes plantar ante alumnos de Secundaria y pontificar: esto no puede volver a suceder. Porque dogmatizar es justo lo que hacía Hitler. Tienen que llegar por sí mismos a esa conclusión».Se enseñaba como «un conflicto» entre nazis y soviéticosEn la mitad este de Alemania, el estudio de Hitler y su política hubo de cambiar tras la Reunificación. Muchos profesores y colegios tardaron una década en modificar los programas escolares, de manera que los alumnos estudiaban el nazismo asociado al imperialismo capitalista rozando ya el año 2000. «En las escuelas de la RDA no se hablaba del Holocausto judío porque allí se enseñaba que las víctimas de los nazis fueron los comunistas», explica el profesor Klaus Schröder, de la Universidad Libre de Berlín. «La amplia masa de víctimas judíos-discapacitados-gitanos-homosexuales sólo se discutió marginalmente, si es que se discutió, no jugaron un papel importante porque fueron las víctimas pasivas, no se resistieron«. En el sistema educativo de la RDA, la Segunda Guerra Mundial se enseñaba como un conflicto entre el capitalismo nazi y el socialismo soviético. Según Schröder, «se afirmaba que el capitalismo conducía automáticamente al fascismo, como vía de legitimación de la RDA como Estado antifascista». «Recibíamos mensajes ambivalentes», recuerda la historiadora y periodista berlinesa Annette Leo, que creció en la RDA, porque, prosigue, «algunos padres nos decían en privado que para ellos la época del nacionalsocialismo fue la mejor de sus vidas, antes de la guerra, y otros criticaban la dictadura comunista en voz baja, de manera que lo que aprendías en el colegio no se correspondía».«Recibíamos mensajes ambivalentes. Algunos padres nos decían que para ellos la época del nacionalsocialismo fue la mejor de sus vidas y otros criticaban la dictadura comunista» Annette Leo Historiadora y periodista, creció en la RDAAnte el auge entre los jóvenes del voto a la extrema derecha , en las recientes elecciones alemanas, muchos analistas han mirado al sistema educativo en busca de responsables. «No ha cambiado lo que se enseña, pero han cambiado mucho los métodos », explica Karl Birkner, profesor de Historia del Colegio Lina Morgenstern de Berlín, que por ejemplo divide a su clase en grupos a los que reparte pegatinas de ángeles y diablos. Los primeros buscan argumentos contra el voto a Hitler y los segundos argumentos a favor. Después los presentan y hay un equipo ganador. Los alumnos usan el móvil para buscar abreviaturas como KPD, SS y SA, las transfieren a la pizarra digital y son explicadas por el profesor. La ciudad-estado de Hamburgo, utiliza en sus colegios materiales didácticos on line desarrollados por el Centro Internacional Conmemorativo del Holocausto «Yad Vashem», en Jerusalén, pero cada vez es más contestado por los representantes de los padres en los colegios. El aumento de la población de origen árabe hace presente en las aulas una resistencia a enfocar el estudio del nazismo desde el punto de vista de las víctimas judías.Se educa dentro del hogar«Se puede concentrar la mirada en el sistema educativo, pero el factor principal en la educación de niños y jóvenes son las familias, los hogares», llama la atención Birkner, que apunta que las diferencias en el resultado del aprendizaje las determina la diferencia de lo que los alumnos reciben en sus casas. El factor tiempo, a medida que nos alejamos del acontecimiento, también juega un papel. «La era nacionalsocialista fue tan terrible y tan absurda que a veces me cuesta creer que realmente ocurrieron aquellas cosas«, afirmaba en 2022 uno de los participantes en un estudio sobre la relación de los jóvenes alemanes con el pasado nazi, auspiciado por el centro Arolsen Archives, el archivo de víctimas y supervivientes del nazismo más completo del mundo, que custodia documentos originales sobre prisioneros de campos de concentración, deportaciones, trabajos forzados y testimonios de supervivientes. El estudio de la llamada generación Z, jóvenes entre los 16 y los 25 años, concluyó la percepción de «una gran apertura, curiosidad y libertad de pensamiento entre los jóvenes», según la directora Floriane Azoulay. «Esta generación percibe hoy que las democracias pueden encontrarse en peligro. Me parece muy comprensible que, para ellos, el recuerdo está muy vinculado a su propio mundo, a las voces populistas, autoritarias e intolerantes que cada vez se oyen más alto».«La generación Z percibe hoy que las democracias pueden encontrarse en peligro» Floriane Azoulay Directora de colegioEn comparación con la de sus padres, esta generación parece notablemente más interesada -un 75% frente a 66%- y vincula la discusión sobre el tema con problemas sociales actuales como el racismo y la discriminación. Las décadas de enseñanza sobre el nazismo han cristalizado en una cultura «orientada a la multiculturalidad, se contrapone a la cultura de la dominación de la época, con sus visiones, categorías y convicciones fijas». El culto a un líder, la obligación de deber una obediencia sin condiciones y un pensamiento nacional al que deben subordinarse la individualidad y la diversidad se han convertido en todo lo contrario a lo deseable para la generación Z.
Fuente: abc.es