
«Tras un torpe traspié, en el que sugirió un fraude electoral y se atribuyó también la victoria, George Simion reconoció este domingo la victoria de Nicusor Dan en la segunda vuelta de las presidenciales rumanas y dio paso así seguramente a una nueva etapa en el país. «Me gustaría felicitar a mi oponente, Nicusor Dan», dijo en un vídeo publicado en Facebook, «ganó las elecciones y esa ha sido la voluntad del pueblo rumano».La posibilidad de que Simion ocupase la presidencia y articulase la formación de un nuevo gobierno en Rumanía había hecho sonar tantas alarmas que el perfil de su contrincante, el alcalde de Bucarest, había quedado eclipsado por la amenaza. Y sorprenderá a muchos saber que no se trata de un político liberal al uso. Su base electoral tiene un fuerte componente antisistema y ha sido votado por millones de rumanos convencidos de que los partidos tradicionales son la raíz del problema que corroe la política y la economía del país: la corrupción. «Es la victoria de miles y miles de personas que creen que Rumanía puede desarrollarse en la dirección correcta», dijo Dan a sus seguidores en la noche electoral. A su alrededor, la multitud coreaba «¡Europa!» y «¡Rusia, Rusia, Rumanía no es vuestra!», señalando así el detalle de su perfil que más directamente influirá de inmediato en la política exterior europea . Pero su visión de Rumanía, la que ha atraído a los votantes, tiene más que ver con una regeneración de la política atacando la corrupción desde la raíz. Y esta convicción le viene de lejos.Noticia Relacionada estandar Si Las elecciones de Polonia muestran la polarización y el rechazo de los jóvenes a los partidos tradicionales Rosalía Sánchez En segunda vuelta, el alcalde de Varsovia, el liberal Rafal Trzaskowski, se disputará la presidencia con Karol Nawrocki, del nacionalista Partido Ley y Justicia que bloquea al Gobierno del primer ministro TuskDesde niño, la vida de Nicusor Dan ha estado marcada por su clasificación como superdotado. Destacaba en el ajedrez y ganó repetidas medallas de oro en las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas a finales de los 80. Estudió en la Universidad de Bucarest y después, becado, en la prestigiosa École Normale Supérieure de París, donde obtuvo un doctorado. Fue durante su estancia en Francia cuando comenzó a formarse su visión política. Tenía un estilo bohemio y rebelde, con el pelo largo y una actitud contemplativa. Sus compañeros lo recuerdan como un joven serio y sereno, apasionado sólo por la ciencia y la filosofía, pero desde la distancia comenzó a ser consciente de que en su país se desaprovechaba el talento.Al regresar, fundó la Scoala Normala Superioara Bucuresti, una institución para formar jóvenes destacados en matemáticas, y, aunque no había pensado entrar en política, la política sí se fijó en él. En los 90 recibió la invitación del entonces presidente, Emil Constantinescu, para cubrir un puesto de secretario de Estado para la diáspora. Era un momento en el que miles y miles de rumanos abandonaban el país y el puesto era una plataforma segura al cargo de ministro de Exteriores, pero Dan lo rechazó, mostrando ya una precoz desconfianza hacia el sistema política rumano. Comenzó, en cambio, a participar en un activismo de estilo asambleario y juvenil para salvar el patrimonio de Bucarest y contra el proyecto minero de Rosia Montana, una localidad en los Montes Apuseni, en Transilvania, famosa por sus minas de oro y finalmente protegida como Patrimonio Mundial de la Unesco contra la explotación. Hay fotos de aquellas manifestaciones en las que aparecen juntos Dan y Simion, ahora rivales políticos y cuyos inicios se forjaron en esta resistencia que floreció tras la caída del Muro de Berlín.A partir de 2006, su activismo se extendió contra la corrupción y los abusos inmobiliarios en Bucarest. Su asociación Salvati Bucurestiul presentó múltiples demandas contra proyectos ilegales y en 2012 se postuló a la alcaldía de Bucarest, sin partido ni recursos, como una prolongación de esa lucha. Tras ese fracaso electoral y la derrota por la mínima en 2016, logró transformar la energía cívica en un proyecto político nacional: la USR. Fue la voz del régimen de Dragnea en el Parlamento, pero abandonó rápidamente el partido, en desacuerdo con la política social. Dan votó a favor de la definición conservadora de familia.IncongruenciasSu trayectoria muestra una evolución desde la academia y el activismo hasta la política, siempre enfocado en la transparencia y la lucha contra la corrupción, pero no carece de contradicciones. Un claro punto débil sigue siendo su negativa a facilitar información sobre la financiación de su campaña electoral, especialmente grave para un político que precisamente proclama la lucha por la transparencia. Y aunque presume de independencia de los partidos, en 2020 obtuvo el apoyo de PNL y USR. Fue sólo así como, tras varios intentos, ganó el Ayuntamiento de Bucarest.Para las presidenciales, negoció el apoyo de URS, que inicialmente había apoyado a Lasconi. Ella lo acusó de conspirar para eliminarla, comparándolo con Hiperión en el poema de Eminescu. El escándalo degeneró cuando Lasconi publicó fotos de supuestos encuentros entre Dan, Ponta y Coldea. Los implicados lo negaron y Dan la demandó. Otro episodio tenso ha sido el relacionado con la autorización de un hospital para niños con cáncer: el alcalde retrasó la emisión de la autorización hasta el último día de campaña.Como alcalde, se ha centrado en la rehabilitación de la red térmica y ha pagado políticamente el malestar causado a los habitantes de la capital, un distrito en el que Simion ha obtenido más votos. Afirma que ha detenido la mafia inmobiliaria y que ha aumentado significativamente el uso del transporte público, pero son solamente medias verdades, y ahora se enfrenta a retos de más alto nivel: reforzar lazos con la UE y la ayuda a Ucrania, reactivar la economía y la reconciliación nacional, y ha prometido nada menos que la ruptura con las viejas redes políticas y económicas, para una victoria real contra la corrupción sistémica.
Fuente: abc.es