julio 6, 2025
Luis Arce, presidente de Bolivia : «Evo Morales puso sus intereses por encima de los del pueblo boliviano»

«En medio de una grave crisis económica y política, Bolivia se prepara para unas elecciones presidenciales que podrían marcar el fin definitivo del ciclo iniciado por Evo Morales hace casi dos décadas. En esta coyuntura, el presidente actual, Luis Arce, ha decidido no postularse a la reelección, pese a tener derecho a un segundo mandato. Arce, economista de perfil técnico y figura clave del proceso de nacionalización durante los gobiernos del MAS (Movimiento al Socialismo), fue elegido en 2020 con el respaldo directo de Evo Morales, su entonces mentor político. Hoy, a poco más de un mes de los comicios –el 17 de agosto–, Morales se ha convertido en su principal opositor, atrincherado en el Trópico de Cochabamba y bajo presión judicial –tiene causas abiertas por corrupción y por presunto abuso de una menor, con la que habría tenido un hijo siendo presidente de Bolivia, y por la que tiene una orden de detención–.En una entrevista por videoconferencia con ABC, Arce acusa abiertamente a Morales de haber «antepuesto su ambición personal a los intereses del pueblo boliviano» y de actuar como «el mejor instrumento de la derecha para desestabilizar» al actual gobierno. El presidente defiende su legado, denuncia el boicot legislativo liderado por su antiguo padrino político y advierte que lo que está en juego en las próximas elecciones es «la consolidación del Estado plurinacional frente al viejo Estado republicano».—Bolivia está a punto de cumplir 200 años [el 6 de agosto] en medio de una fuerte crisis. ¿Cómo valora este momento?—Es una coincidencia que, justo al llegar al bicentenario, tengamos un año electoral, lo que añade complejidad. Aun así, tengo la certeza de que podremos concluir nuestra gestión y entregar el mando de forma democrática, algo que no ha sido habitual en la historia del país. Nuestro mayor legado es justamente ese: la democracia y el respeto a la Constitución del Estado plurinacional.—Usted fue parte del gobierno de Evo Morales, como ministro de Economía, en una época de acelerado crecimiento del país ¿El modelo dibujado en la Constitución del 2009 fue implementado con éxito?—Gran parte de sus principios ya se han implementado: derechos para los pueblos indígenas, autonomías, inclusión, participación y lucha contra el racismo. Pero aún faltan leyes para completar su desarrollo, y no avanzamos más por falta de colaboración en la Asamblea, donde sectores de derecha –y también afines a Evo Morales– bloquean sistemáticamente cualquier iniciativa en esa dirección.Y es más, hoy por hoy ellos están planteando retornar a la orden anterior. Ese es su lógica, ese es el razonamiento que tienen ellos. Por lo tanto, aquí también en estas elecciones nos estamos jugando el consolidar nuestro Estado plurinacional de Bolivia frente al viejo Estado republicano.Noticia Relacionada estandar No Bolivia cierra las inscripciones de candidatos presidenciales y deja fuera a Evo Morales Ronald Catari Los seguidores del expresidente inhabilitado anuncian nuevas protestas para exigir que su líder pueda presentarse a los comicios—¿Cómo explica el quiebre que Evo Morales provocó en el MAS [Movimiento al Socialismo] al que ambos pertenecían, y que hoy actúa como su principal opositor?—Cuando los intereses personales se imponen sobre los colectivos, surgen estas fracturas. Desde que Evo volvió de Argentina, tras su exilio, buscó instalar una oposición y preparar su candidatura para 2025. No había pasado ni un año de mi mandato y ya decía que el pueblo no me quería más. Pero las encuestas mostraban lo contrario: teníamos el respaldo popular, porque estábamos reactivando la economía, impulsando la industrialización, resolviendo problemas estructurales, mejorando la producción agropecuaria, implementando una política de industrialización con sustitución de importaciones. Estábamos reconduciendo la economía del país, haciendo exploraciones y resolviendo los problemas que no se habían resuelto en el pasado. O sea, consolidando la estructura económica del país. Eso no le gustó a Evo ni a la derecha. Y lo paradójico es que los mismos actores que lo sacaron del poder en 2019 –Camacho, Mesa– terminaron aliados con su facción en la Asamblea para sabotear nuestro gobierno. Esa alianza bloqueó créditos, paralizó leyes sociales y económicas, y generó un estrangulamiento institucional que afectó directamente los indicadores económicos. A partir de 2023, la situación se agravó. La fracción de asambleístas pro-Evo aliada con la derecha hizo mayoría y empezaron a bloquear proyectos de ley, empezaron a generar todas las condiciones para desestabilizar nuestro gobierno.Hoy, desde el Trópico de Cochabamba, Evo convoca a cortes de ruta, protestas y todo tipo de amenazas que van en contra de nuestra tan debilitada democracia.—¿Cuál es la principal causa de la crisis actual?—El tema central son los combustibles; Bolivia ya no exporta gas como antes y se ha convertido en un país importador de combustibles porque no tenemos producción de hidrocarburos. ¿Y por qué sucedió eso? Porque no se hizo exploración en el pasado. Evo no hizo más que cuatro pozos de exploración petrolera que además fueron un fracaso. Cuando asumimos, ya había un problema estructural: las reservas de gas estaban en declive. Antes exportábamos 6.000 millones de dólares; el año pasado, solo 1.600 millones. Ante esa caída, cualquier país necesita financiamiento externo para atravesar la transición, pero los créditos que gestionamos fueron bloqueados en la Asamblea. Eso impidió cubrir necesidades inmediatas y ejecutar proyectos de reactivación.Desde la Asamblea se generó un ambiente muy hostil a mi gestión. Hubo hasta un intento de golpe de Estado en junio del año pasado. Hemos enfrentado todo, hemos enfrentado cuatro años de sequías en el país de efectos naturales, hemos enfrentado pandemia y pospandemia, lo hemos enfrentado todo y aún todavía nuestro gobierno con todo ese complot sigue caminando, sigue haciendo obras, sigue generando en sus posibilidades bienestar para la población.—¿Cuál era la propuesta de su gobierno?—Teníamos un plan sólido. Lanzamos 44 proyectos de exploración de hidrocarburos; descubrimos yacimientos, pusimos en marcha una planta de biodiésel y otra será inaugurada pronto en El Alto. El objetivo era que, hacia 2026 o 2027, Bolivia produjera el 80% de los combustibles que hoy importa. Pero entre la planificación y los resultados hay un periodo que exige recursos de inversores del exterior, y esos recursos nos fueron negados. A eso se sumó la especulación de precios por parte de grupos oligárquicos. Es una receta conocida: presionar el bolsillo de la gente para debilitar a gobiernos populares.—También hubo trabas a inversiones extranjeras. ¿Por qué?—Tenemos 2.000 millones de dólares en inversiones extranjeras paralizadas en la Asamblea: acuerdos con empresas de China y Rusia, una planta de zinc, proyectos en Oruro… Todos frenados. La derecha lo hace por ideología: quiere privatizar los recursos, repetir el viejo modelo. Pero Evo también se opuso, no por principios, sino para impedir que nuestro gobierno tuviera éxito. No quería que demostráramos capacidad para industrializar el litio, atraer inversiones o avanzar. Actuó con la lógica de que, si a Luis Arce le iba mal, a él le iría bien. Pero nos fue mal a todos. Fue un error infantil, producto de una ambición personal.—Usted dice que Evo fue funcional a la derecha…—Totalmente. Fue el mejor instrumento que tuvo la derecha para debilitarnos. Desde su programa de radio nos calumniaba y, durante un tiempo, los medios amplificaban sus críticas. Cuando dejó de ser útil, lo abandonaron. La derecha lo usó para dividirnos y luego lo descartó. Y él contribuyó, con su actitud, a reforzar el relato de que la izquierda no sabe gobernar.—¿Esto revela un problema más amplio en los liderazgos latinoamericanos?—Sí. Muchos líderes no saben dar un paso al costado. Lula, en su momento, apoyó a Dilma, y eso fue un gesto importante. Pero en otros casos, como el de Evo o el de Correa con Lenín Moreno, vemos que no se quiere soltar el poder. El error es creerse imprescindible. Un verdadero líder es el que empuja desde atrás, no el que necesita figurar en la papeleta. Lamentablemente, en nuestro caso también ha primado la ambición personal.Evo llegó a decir que sería candidato «por las buenas o por las malas» [está inhabilitado por la Justicia], y eso es una amenaza a la democracia. Mientras tanto, nosotros seguimos apostando por la unidad. Apoyamos, por ejemplo, al compañero Andrónico Rodríguez [actual líder del Senado, de origen sindical] como una opción que responda a las demandas del pueblo.—¿Le preocupa el giro regional hacia la derecha? La tendencia es esta para las próximas elecciones en Chile, Bolivia, Colombia, Brasil…—La derecha quiere convencer a la gente de que los gobiernos populares son ineficientes. Pero si uno revisa la historia reciente de América Latina, verá que los peores momentos económicos ocurrieron bajo gobiernos neoliberales. La receta es la misma: ajuste, privatización, recorte. No traen nada nuevo. Y si nuestros pueblos eligen ese camino, nos espera otra década perdida. En Bolivia, al menos, hay un fenómeno interesante: crece el número de indecisos y de quienes anuncian que votarán nulo. La gente está cansada.

Fuente: abc.es

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