
«Por los pelos, pero Shigeru Ishiba ha sobrevivido a otra batalla política. El primer ministro nipón ha logrado reeditar su cargo en la sesión de investidura celebrada este lunes. Con él sobrevive también la hegemonía del Partido Liberal Democrático (PLD) pese a la caída registrada en las elecciones del pasado 27 de octubre, cuando la formación, señalada por sus escándalos de corrupción, se mantuvo como la opción más votada pero con los peores resultados desde la última vez que perdió el poder hace quince años. La inaudita fragmentación parlamentaria no auguraba un camino sencillo hasta la jornada de hoy. La coalición del PLD y su socio tradicional, los budistas conservadores de Komeito, había perdido su control, pasando de 279 escaños a 215, lejos de los 233 que delimitan la mayoría. El opositor Partido Democrático Constitucional (PDC), sin embargo, no contaba con apoyos suficientes para presentar una alternativa pese a haber saltado de 98 a 148 escaños. Por ese motivo, las expectativas apuntaban que el PLD abriría su alianza a nuevas fuerzas o al menos aseguraría su abstención para imponerse por mayoría simple y gobernar en minoría.Noticia Relacionada estandar Si Japón vota en las elecciones más inciertas y fragmentadas de los últimos quince años Jaime Santirso | Enviado especial a Tokio El descontento general con el partido en el poder por sus escándalos de corrupción augura una etapa de gobernabilidad complejaAsí ha ocurrido. Ninguno de los candidatos ha alcanzado la mayoría absoluta en la votación inicial, por lo que por primera vez en tres décadas el proceso ha avanzado a segunda ronda. Ishiba ha cosechado entonces 221 votos frente a 160 del líder del PDC, Yoshihiko Noda , y 84 votos en blanco. Emocionante, pero en apariencia no demasiado para el protagonista: redes sociales han viralizado imágenes de Ishiba quedándose dormido en plena sesión ante la atónita mirada de sus compañeros de bancada.Queda configurado, por tanto, un Ejecutivo débil que pronostica una etapa de inestabilidad. No escapa esta a factores externos, en particular la inminente llegada al poder de Donald Trump tras su contundente victoria electoral. Ishiba ya ha realizado movimientos para cerrar un primer encuentro. Críticas pasadas, vertidas cuando representaba una voz marginal en el seno del PLD, podrían no obstante obstaculizar la relación con el presidente de electo y, por ende, con Estados Unidos. La posibilidad de medidas proteccionistas contra Japón, así como una tensión global en aumento, amenazan con elevar aún más el coste de vida en una sociedad que ya brega con la inflación, importante fuente de descontento en la última cita electoral.El triunfo de hoy coloca a Ishiba en los albores de una nueva batalla. Esta tendrá lugar el verano del año que viene, cuando Japón albergue elecciones a la Cámara Alta. La emergencia de la oposición pone en peligro unas matemáticas precarias, aún más si no consigue sofocar el recelo que suscita su partido y su figura. Para ello, Ishiba tratará ahora de aprobar presupuestos adicionales que financien su política económica, de marcado carácter redistributivo. Si no logra fortalecer su posición en unos pocos meses, la feroz división que suscita su figura en el seno del PLD podría provocar su caída, movimientos intestinos que apuntan a la ultraconservadora Sanae Takaichi, derrotada por la mínima en las elecciones internas del partido a finales de septiembre, con el propósito concurrir a la cita con expectativas más sólidas.
Fuente: abc.es