
Amistad es la expresión más sublime después del amor. El hecho mismo de saber que alguien se preocupa por nosotros; no para ver como fracasamos, sino para que no nos pase nada, es uno de los gestos más significativo de nuestra condición de humanos. Cuando ocurre esto, entonces se puede afirmar con toda propiedad que existe la amistad, que no sólo es solamente una palabra que ocupa un espacio en los momentos especiales del calendario, sino que amistad es la alegría que compartimos con los seres que amamos.
Quien tiene amigos, es una persona dichosa. Él que lo tiene, puede sentirse orgulloso de este maravilloso don, y puede además agradecer la cercanía de ellos. Disfrutar del gozo de las personas que se encuentran a su lado para socorrerlo en los días amargos de su existencia. De aquí que apoyarse en el hombro de los amigos, es uno de los mayores consuelos que podemos tener en esos instantes amargos; porque cuando la oscuridad de la vida y los dilemas humanos, nublan nuestras sendas, aparecen ellos: como la conciencia que nunca falla. Por eso se dice que no hay problema grande para los amigos; siempre poseen una palabra mágica que transforma lo que somos, y son los que le devuelven el sentido a lo que hacemos…
Ahora bien, la amistad nace del amor. Quien no ama, no conoce la amistad. Porque amar es un sentimiento recíproco.
Es decir, se recibe mientras se da y se da mientras se recibe. Pero es sabido por muchos, que nadie puede ofrecer lo que no tiene ni posee. El amor primero debemos sentirlo dentro para lograr expresarlo fuera. Porque es un afecto que debe llenar nuestra vida de sentido para que al momento de comunicarlo, sea un sentimiento sincero y real.
San Agustín decía: “Ama y haz lo que quieras”. Y de seguro que al momento de la acción, siempre será desde el amor. Mostrará fuera lo que llevas por dentro. Toda tu vida estará adornada por el amor. Ya que quien ama, no hace daño, perdona, comprende y trata de buscar el bien del otro. El amor no guarda rencor, es paciente y lo comprende todo, como lo expresa san Pablo en su primera carta de los Corintios. Por consiguiente, el amor es el signo más puro de la presencia de Dios en nuestro mundo.
No se puede vivir sin el amor y sin la amistad. Nadie puede permanecer en la tierra sin estos sentimientos. Por naturaleza estamos llamados a amar, a formar fraternidad con los seres humanos, con aquellos que solemos encontrarnos en la rutina cotidiana. Por tanto, nunca nos falta el amor en nuestra familia, en el trabajo ni mucho menos al compartir con nuestros amigos. Pero si en algún tiempo; como puede suceder, no encuentras amor ni amigos en tu vida. Detente, revisa tu historia, y ve en busca de ellos, haz todo lo que esté a tu alcance: verás cómo llegan al final del camino.
La entrada ¿Qué decir del amor y de la amistad? se publicó primero en Periódico EL JAYA.
Fuente: santiagodigital.net