
Respetada vulva, el problema no es contigo, sino con todas las mujeres que desean ser presidente de la República Dominicana o rectora de una universidad, como lo fue la señora Emma Polanco. Su primera mención de campaña fue que ella iba a ser la primera mujer rectora de la UASD.
Al darse cuenta que la UASD, en 486 años de existencia, ninguna mujer había sido rectora desde que fue creada por Santo Tomás de Aquino, legalizada con una bula papal. Igual le sucedió a doña Raquel Peña, que sus primeras palabras para declarar públicamente sus pretensiones de ser presidenta de la República en el periodo 2028. Ella es un ser humano con todos sus derechos constitucionales de ser la candidata.
¿Cuál es el problema de ella? Agregarle que es la primera mujer que pisaría los escalones del Palacio Presidencial, queriendo decir que desde el 27 de febrero de 1844, hoy, 181 años, el Palacio ha estado lleno de penes, timbales, testosteronas masculinas. Sin un resultado real bueno para la patria, según Raquel, la primera vulva será otra cosa cuando llegue. Será jefa de la Fuerza de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional, jefa de todos los ministerios, responsable del artículo 55 de la Constitución y jefa de todos los penes o los hombres que trabajan en la presidencia.
Señora vulva de doña Raquel, no es de ti que quiero hablar, sino de sus capacidades como ser humano. Su experiencia política, su táctica y estrategia para aplicarse en el país, sus condiciones humanas, pero no su género, que para lo único que sirve es para colocarse en el cuadrito que dice M (mujer) o H (hombre). Nada de esto debe ser usado como un valor político para que el pueblo eche su voto por tetas y una vulva que, por primera vez, va a ser presidenta. De seguir así, siendo el primero, veremos muy pronto en este mundo de la inteligencia artificial y degenerado decir: primer maricón en ser presidente o rector.
Estoy de acuerdo con lo que dice la procuradora Yeni Berenice. La equidad de género responde a una cuestión de vida y no a una agenda progresista, política y hasta dique, revolucionaria. No hay necesidad de decir “la primera mujer presidenta o rectora”. El género masculino o femenino no influye en nada a una buena gestión. Así como fue Cleopatra, existió Julio César como emperador. No me importa que el Papa sea hombre o mujer, sino que sea un buen Papa. También no me importa que Dios sea mujer u hombre, sino que sea un Dios de todos.
Señor, señora vulva, deje esa lucha de género. No convierta su bella naturaleza en una ideología. Tú naciste para la extraordinaria e importante función de hacer pipí, la maravillosa puerta por donde entran los niños para crearse a semejanza de Dios divino, sin dejar de ser la productora divina de quienes penetran en su interior y hacer allá, a donde se cuecen los deseos, como dice Radamés Polanco, y sigue diciendo: “Hacer una inocente agua de azúcar para rociar con ella luego las flores del placer.”
Señora vulva, eres parte importante de todo un ser humano, pero la falsa lucha de género casi logra particularizarte como un instrumento de producir riqueza. Hasta han llegado a crear negocios como si fuera una agencia de carros, que el motor, el confort, la fuerza, la velocidad, le colocan el precio del vehículo. El maldito precio no es como los sentimientos, las ideas, el amor, la química humana entre la gente. Nada de eso tiene precio, ni hay tienda que puedan venderlo para ser presidente de la patria.
Estos son los valores que hay que poseer. Nunca podrá ser correcto decir que la vulva y las tetas de ese ser humano son imprescindibles para ser presidenta.
¡Abajo todos aquellos que quieran ser presidente sin tener la capacidad de serlo!
Atentamente,
Manolo Bonilla
Género masculino y punto.
La entrada Cartas de Manolo: Carta a la vulva presidencial se publicó primero en Periódico EL JAYA.
Fuente: santiagodigital.net