mayo 15, 2025
Ideario: No emprendas. Crea una empresa.

En los últimos años, el verbo “emprender” se ha convertido en una especie de cliché. Se usa con ligereza en discursos, talleres y publicaciones motivacionales, como si simplemente “emprender” fuera sinónimo de crear riqueza, ser libre o alcanzar el éxito. Pero no lo es. Emprender no es un destino. Es apenas un punto de partida. Y si te quedas en el punto de partida, terminarás girando en círculos.

Hoy me atrevo a decirlo con firmeza: no emprendas. Crea una empresa.

Sé que puede sonar provocador. Pero si lo analizamos bien, tiene más sentido del que parece. La palabra “emprender” ha sido tan romantizada que muchos se conforman con el título de “emprendedor”, aunque su negocio no tenga estructura, sus ventas sean esporádicas y sus finanzas sean un desorden. Venden, pero no saben si ganan. Tienen ideas, pero no las convierten en sistemas. Tienen clientes, pero no construyen marca. Y lo más alarmante: trabajan más que nunca, sin crear verdadera rentabilidad.

Emprender no basta

Emprender es importante, sí. Es el inicio. Es el paso valiente de atreverse a hacer algo por cuenta propia. Pero si ese impulso no se convierte en una empresa real, con visión, procesos, metas y equipo, no hay crecimiento sostenible. Lo que hay es autoempleo. Y el autoempleo, sin estructura empresarial, es solo una jaula disfrazada de libertad.

Muchos emprendedores creen que tener un RNC o una cuenta de Instagram con logo basta para decir que tienen una empresa.

Pero tener una empresa no es solo tener un nombre registrado. Es tener un modelo de negocio claro, flujos de caja controlados, un producto o servicio escalable, y sobre todo, una mentalidad orientada a la construcción de valor a largo plazo.

¿Cuál es la diferencia entre emprender y crear una empresa?

Emprender es lanzar una idea, probar un concepto, tantear el mercado. Es la fase experimental. Necesaria, sí. Pero limitada.

Crear una empresa implica formalizar, sistematizar, delegar, escalar. Es pasar del entusiasmo al profesionalismo. Es

dejar de pensar como quien sobrevive vendiendo, para pensar como quien construye un legado económico.

  •  El emprendedor piensa en la próxima venta. El empresario piensa en el próximo año fiscal.
  •  El emprendedor lo hace todo. El empresario construye equipos.
  • • El emprendedor sobrevive. El empresario diseña un sistema para crecer sin destruirse en el proceso.

El costo de quedarse solo emprendiendo

En República Dominicana, como en muchos países de América Latina, miles de personas “emprenden” cada año. Pero muy pocas logran consolidarse como empresas reales. ¿Por qué? Porque no pasan del impulso al diseño. No crean estructuras. No entienden la importancia del registro formal, de los procesos operativos, de la estrategia financiera y del liderazgo organizacional.

Muchos se quejan de la falta de apoyo estatal, de los impuestos, de la competencia desleal. Y sí, todo eso influye. Pero la verdad incómoda es que la mayoría fracasa no por el entorno, sino por la falta de visión empresarial. No planifican. No se forman. No escuchan. No delegan. Y se aferran a un modelo artesanal que nunca escalará.

El problema no es emprender. Es quedarse solo en eso.

¿Qué implica crear una empresa?

1. Formalización: Registrarte, cumplir con las normativas fiscales, laborales y legales. No para complicarte, sino para abrirte a oportunidades reales de crecimiento y financiamiento.

2. Estrategia: Definir un modelo de negocio rentable, sostenible y escalable. No basta con vender algo que “funcione”. Hay que tener una hoja de ruta, metas medibles y diferenciación clara.

3. Procesos: Sistematizar. Que no todo dependa de ti. Que el negocio funcione aun cuando tú no estás.

4. Equipo: Aprender a liderar, a formar personas, a delegar con inteligencia. Ninguna empresa grande se construyó en soledad.

5. Marca: Construir identidad, reputación, comunidad. Ser recordado no solo por lo que vendes, sino por el impacto que causas y la necesidad que suples.

6. Gestión financiera: Llevar control real de ingresos, gastos, márgenes, inversión, retorno. El dinero no se improvisa.
7. Mentalidad empresarial: Aprender, desaprender, adaptarte, innovar. No aferrarte al “yo siempre lo he hecho así”.

La narrativa debe cambiar

Necesitamos cambiar la narrativa del emprendimiento como acto romántico, heroico y solitario, y comenzar a verlo como un proceso que debe madurar. No basta con “hacer lo que te apasiona” o “ser tu propio jefe”. Hay que profesionalizar la pasión y aprender a ser un buen jefe, incluso para ti mismo.

En IDONE, Instituto Dominicano de Negocios y Emprendimiento, lo vemos a diario. Jóvenes con ideas brillantes, mujeres con talento, profesionales con hambre de avanzar… pero sin estructura. Por eso insistimos: no basta con motivarlos a emprender. Hay que formarlos para que creen empresas.

Porque el país no necesita más “emprendedores en Instagram”. Necesita empresas reales que generen empleos, que paguen impuestos, que aporten soluciones, que duren más allá de su creador. Empresas que fortalezcan la economía local y que construyan futuro.

Emprender es solo el inicio. Crear una empresa es el verdadero reto. Y también, la verdadera oportunidad.

Así que la próxima vez que alguien te diga que quiere emprender, respóndele con respeto, pero con claridad: “Emprender está bien… pero crear una empresa es mejor.”

El autor es Director del Instituto Dominicano de Negocios y Emprendimiento. IDONE, Conferencista Motivacional, Couching para Emprendedores Escritor. hectormlcepeda@gmail.com / 809-266-6444

La entrada Ideario: No emprendas. Crea una empresa. se publicó primero en Periódico EL JAYA.

Fuente: santiagodigital.net

Leer más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *