
«Los nuevos aranceles decretados por Donald Trump no solo han sacudido los mercados internacionales: también han abierto una grieta profunda y pública en el corazón de su equipo económico. Elon Musk , asesor tecnológico del presidente y director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus siglas en inglés), ha lanzado una ofensiva personal contra Peter Navarro , el principal ideólogo del proteccionismo trumpista y uno de los funcionarios más polémicos del entorno presidencial.La disputa ha dejado de ser una diferencia de enfoque económico para convertirse en una guerra de insultos. Musk, que hasta ahora había mantenido una posición ambigua dentro del Gobierno, defendió el fin de semana un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y criticó duramente los aranceles impuestos por Trump. Poco después, Navarro respondió desde CNBC con un ataque directo al modelo de producción de Tesla: «Elon no es un fabricante de coches, es un ensamblador». Y añadió: «Las baterías vienen de Japón, los componentes electrónicos de Taiwán, y muchas otras partes de China».«Lo que nosotros queremos —continuó Navarro— es que las ruedas se hagan en Akron, las transmisiones en Indianápolis, los motores en Flint. Queremos que los coches se fabriquen aquí , con trabajadores estadounidenses». La frase no es casual: todas las ciudades mencionadas están en el Medio Oeste industrial, una región golpeada por la deslocalización y clave en el discurso nacionalista de Trump.Noticia Relacionada estandar Si El presidente de EE.UU. afirma que si Europa quiere evitar las tasas debe comprarles petróleo David Alandete | Corresponsal en Washington El presidente amenaza con aranceles más duros a la Unión Europea si no corrige de inmediato su déficit con EE.UU. y no compra más energía, vehículos y productos agrícolas estadounidenses.La respuesta de Musk no se hizo esperar. Desde su red social X, el empresario lanzó una serie de mensajes cargados de desprecio: «Navarro es verdaderamente un idiota. Lo que dice es demostrablemente falso». Y subió el tono: «Tesla tiene los coches más estadounidenses del mercado. Navarro es más tonto que un saco de ladrillos».Lejos de rebajar el tono, Musk continuó: «Por cualquier definición, Tesla es el fabricante más integrado verticalmente de América, con el mayor porcentaje de contenido nacional». Luego atacó directamente la formación académica de Navarro —doctor en Harvard— con ironía: «Un doctorando en Harvard no es una ventaja, es un problema».Y remató con una referencia directa a uno de los episodios más bochornosos de Navarro: «Que le pregunte a Ron Vara».Una fuente ficticiaRon Vara es un personaje ficticio inventado por Navarro, un supuesto experto en economía que aparece citado en varios de sus libros como fuente de autoridad para justificar políticas arancelarias. El nombre es un anagrama de su propio apellido. El engaño fue revelado por la periodista Rachel Maddow, quien expuso que «Ron Vara» nunca existió y que Navarro lo había utilizado durante años para reforzar sus argumentos proteccionistas, incluyendo la frase: «Trump puede cabalgar hacia la victoria con los aranceles».El cruce entre ambos se produce mientras los efectos económicos de los aranceles comienzan a sentirse: China ha respondido con medidas recíprocas , y varias marcas de lujo, tecnológicas y del sector automotriz han suspendido envíos a Estados Unidos. Tesla, que depende de componentes extranjeros en su cadena de producción, ha sido una de las empresas más castigadas: su valor en bolsa ha caído en picado y Musk ha perdido miles de millones.Pese al enfrentamiento, Musk sigue respaldando públicamente otras políticas del presidente, en especial las migratorias. Su presencia en el gabinete no responde a una relación de dependencia: no percibe salario alguno por su puesto, ha visto reducido su patrimonio de forma sustancial y se enfrenta a presiones para abandonar su cargo y concentrarse en la dirección directa de Tesla, donde los inversores exigen más control ante el deterioro financiero de la compañía.Trump, sin embargo, no parece dispuesto a rectificar. Defiende los aranceles como un instrumento de soberanía económica y se apoya en Navarro para sostener esa narrativa.
Fuente: abc.es