
«Los venezolanos viven una gran incertidumbre económica tras el alza del dólar paralelo, que provocó una devaluación de la moneda local y, en consecuencia, la pulverización del salario mínimo, fijado en 130 bolívares, un monto que representa apenas 1,84 dólares (1,65 euros). La caída del bolívar frente a la divisa norteamericana fue del 6,4% en marzo pasado , y acumuló una pérdida del 40% en el primer trimestre del año.Esta devaluación del bolívar estremeció a la población, que vio cómo el dólar en el mercado paralelo, utilizado para transacciones fuera del sistema bancario oficial, superó los 100 bolívares. Antes de este incremento, se cotizaba a poco más de 80 bolívares por dólar.Desde octubre del año pasado, el bolívar sufre un colapso. Esta situación no es nueva en Venezuela, un país que ya ha experimentado períodos de estabilidad seguidos de drásticas devaluaciones, lo que ha profundizado la crisis económica y dejado a una población cada vez más empobrecida y con menos confianza en sus ingresos en moneda local.Noticia Relacionada estandar Si Tres meses después, la hija de Edmundo González sigue esperando una prueba de vida de su esposo Andrés Gerlotti Slusnys Mariana González aún no sabe dónde se encuentra Rafael Tudares y exige al Estado poder visitarloEsta economía, arrastrada por una espiral inflacionaria descontrolada, ha llevado a los venezolanos a actuar de manera casi instintiva: «Al recibir depósitos en bolívares, los ciudadanos corren a cambiarlos por dólares para proteger su poder adquisitivo. Esta falta de confianza en la moneda local ha creado una demanda insaciable de divisas que el Banco Central de Venezuela (BCV) no puede satisfacer», explica el economista José Guerra a ABC.Sin reservas internacionalesAunque el BCV es el encargado de regular el tipo de cambio, la institución, controlada por el régimen de Nicolás Maduro , ha llegado a un punto crítico y muestra señales de que no puede controlar la situación.La desconfianza de los venezolanos en su propia moneda «hace que haya una demanda insaciable de dólares en el mercado, y el BCV no puede satisfacer esa demanda de moneda extranjera al tipo de cambio oficial. Entonces, aparece el mercado del dólar paralelo, que es el reflejo de la escasez de dólares no oficiales», precisa Guerra.En este escenario, el BCV no tiene reservas internacionales: «La idea de apoyar la estabilidad del tipo de cambio con reservas internacionales ya no existe, y al no tenerlas, no puede estabilizar el tipo de cambio oficial».Noticia Relacionada estandar Si India y China frenan la compra de petróleo a Venezuela tras los aranceles de Trump Ludmila Vinogradoff | Corresponsal en Caracas La medida es un golpe más a la deteriorada economía venezolana, cuya moneda nacional se ha derrumbadoLa brecha entre el tipo de cambio oficial y el del mercado paralelo se ha ampliado, según Guerra, hasta un 43%, lo que aumenta la incertidumbre económica. La población, que sufrió la peor hiperinflación en 2017 y 2021, prefiere el tipo de cambio paralelo para sus transacciones, aunque el Ejecutivo obliga a los comercios a utilizar el tipo de cambio oficial como referencia para calcular los pagos en bolívares de bienes y servicios.«El BCV no puede estabilizar el rango del tipo de cambio a mediano plazo, porque para ello necesitaría reservas y un plan económico que no existe. Puede que un día suba y otro día baje, pero la tendencia, que todo el mundo ve, es que habrá una depreciación de la moneda en lo que resta del año», explica el exdiputado (2016-2020), período en el que la oposición controlaba el Parlamento.La dura realidad económica y el colapso del bolívar han provocado que ninguna remuneración en esa moneda valga la pena para un trabajador o un pensionado. El último aumento del salario mínimo se anunció en marzo de 2022. En aquel momento, los 130 bolívares equivalían a unos 30 dólares mensuales, según el tipo de cambio oficial, que entonces se cotizaba a 4,3 bolívares por divisa. Hoy, su precio es de 70 bolívares, según la página web del BCV.Este salario mínimo es el más bajo del continente . Para Maduro, es consecuencia de las sanciones impuestas por Estados Unidos. Y para aliviar el malestar, otorga a los trabajadores de la administración pública y a los pensionados el ‘Bono de Guerra’, cuyo monto es de 90 dólares mensuales, pero esto no incide en el salario de la población laboralmente activa.Solo un 40% de los trabajadores de la empresa privada tiene salarios fijados en dólares. Aunque con esta devaluación ese salario sufrirá también este año, advierte Guerra. Hasta diciembre, el salario dolarizado tuvo importantes caídas.El 86% de la población, bajo el umbral de la pobrezaGavino Contreras lamenta que el salario mínimo no le alcance ni para un cuarto de kilo de café. La devaluación le hizo comprar menos la semana pasada. «Los precios en el mercado aumentaron un 100 %. Mi dinero se me hizo agua. No sé hacia dónde vamos», dice con hastío a este diario. Este hombre de 70 años todavía trabaja. Es vigilante en una institución privada en Caracas porque, según dice, la pensión y «el bono de Maduro» no le son suficientes.Mariela (nombre ficticio por temor a represalias) trabaja en la administración pública y lleva más de tres años sin hacer un mercado «grande» que incluya todo tipo de alimentos. Sus compras actuales se limitan a lo necesario para el día o la semana. Ella, al igual que Gavino, sintió el impacto en su bolsillo al pagar hace unos días en el mercado. Esta mujer de 44 años es viuda y tiene una hija menor de 10 años.Noticia Relacionada estandar Si Las cárceles de Maduro, campos de concentración para silenciar a la disidencia Ymarú Rojas La directora del Instituto Casla, Tamara Suju, denuncia las torturas que sufren los presos políticos en prisiones como la conocida con el nombre de CenapromilExplica que se ha visto obligada a sacrificar alimentos y prioridades. «Un mes compro proteínas y al siguiente pago las deudas. Nunca puedo hacer todo el mismo mes, porque ni con el bono (de Guerra) me alcanza para cubrir mis responsabilidades con la mensualidad de la escuela, los servicios públicos y la comida». Las opciones de recreación para su hija se limitan a las cercanías de su zona residencial o a la casa de sus abuelos, «porque ni para ir a tomar un helado tengo», agrega con pesar.Un estudio publicado el mes pasado por el O bservatorio Venezolano de Finanzas (OVF) revela que la pobreza alcanzó el 86% en 2024. La línea de pobreza se estableció en 391 dólares por familia, equivalente al costo de la canasta alimentaria familiar mensual de diciembre de 2024. El estudio señala que el ingreso promedio de los hogares venezolanos es de 231,49 dólares, insuficiente para comprar los alimentos más básicos para una familia.Pronóstico para 2025El OVF proyecta una caída del PIB de entre el 2,5% y el 3% para finales de 2025, así como niveles de inflación que podrían oscilar entre el 150% y el 200%. El país, que ha atravesado una etapa de alta inflación y contracción económica, se enfrenta a un futuro incierto. La posibilidad de sanciones secundarias con aranceles anunciadas por el presidente estadounidense Donald Trump podría complicar aún más la situación.Según Guerra, las sanciones secundarias podrían llevar a Venezuela a una alta inflación, y no cree probable que se repita la escasez de productos vivida entre 2015 y 2017. Para el economista, Maduro «ha aprendido de esa experiencia» y, si decide evitar los controles de precios, seguirá habiendo productos en el mercado, aunque a precios exorbitantes.
Fuente: abc.es