marzo 19, 2025
Las prisas de Trump y la parsimonia de Putin favorecen el rearme alemán

«La retirada bajo presión de la mayoría de las tropas ucranianas que operaban en el ‘óblast’ ruso de Kursk constituye una ruinosa derrota para Ucrania. Zelenski no solo fracasó en su propósito de que Putin detrajera potencia operativa rusa del ‘óblast’ de Donetsk sino que, además, debilitó allí la suya facilitando así la progresión de las tropas rusas. Además, el líder ucraniano ha perdido la carta favorable que suponía dominar una porción de territorio ruso, en una potencial mesa de negociación. El fracaso de la aventura de Kursk también ha erosionado la resiliencia del pueblo y la moral de las tropas ucranianas. Un escenario oportunamente favorable para Putin, que le facilita mantener una postura maximalista en la negociación de paz, generada a partir del acuerdo entre EE.UU. y Ucrania, alcanzado el pasado 11 de marzo, en Yeda (Arabia Saudí). De ahí la reunión telemática entre un Trump apresurado y un Putin parsimonioso, en la que el primero ha tratado de convencer al segundo para que éste se avenga a aceptar un alto el fuego en base a aquel acuerdo, lo que es dudoso. Ello, junto con la ambigua postura de Trump respecto a la defensa continental, favorecen que haya cundido, en Europa, la necesidad perentoria de un rearme generalizado, basado sobre dos convicciones entrelazadas. Una es el incremento inusitado de la amenaza rusa. La otra es la potencial extensión del precedente ucraniano a otros países europeos. De entre todas las implicaciones que el rearme europeo pudiera generar, una resalta por su potencial proyección futura. Tiene un nombre: Alemania. Allí, recientemente, la CDU/CSU (derecha), SPD (socialistas) y los Verdes han acordado una reforma de la Ley Fundamental (Grundgesetz ), para poder incrementar ampliamente el gasto de defensa. Eso dará paso al mayor rearme desde la II Guerra Mundial, que encumbrará a Alemania al papel de actor fundamental en la seguridad y defensa europea. Rearme que, asimismo, supondrá el desbordamiento de los límites impuestos a Alemania en el Tratado ‘Dos más Cuatro’, de septiembre de 1990, que amparó la reunificación alemana y la reconfiguración del equilibrio geopolítico en Europa tras la implosión de la URSS. Tan comprometido escenario se completa con una Alemania actualmente en recesión, así como con la sustanciosa mejora electoral de la derecha radical integrada en la AfD (Alternativa para Alemania). Tal concurrencia de factores complejos insinúa la tentación y el riesgo de un paulatino retorno alemán hacia la histórica ideología del centro (Alemania como punto central entre el este y el oeste), que estuvo en el origen del nacionalsocialismo en el primer tercio del siglo pasado.Noticia Relacionada estandar Si El Parlamento alemán aprueba la reforma de la Constitución, el rearme y pasar a una economía de guerra ROSALÍA SÁNCHEZ | CORRESPONSAL EN BERLÍN Alemania pasa al modo «economía de guerra» con el respaldo de dos tercios del BundestagTratando de frenar a Rusia y no perder de vista el rearme alemán , Starmer y Macron, al alimón, intentan organizar una fuerza para desplegarla en los espacios ucranianos. Algo de dudoso futuro mientras el Kremlin se oponga a ello. Sería una misión de interposición, tras un alto el fuego/armisticio/acuerdo de paz, que no contaría con mandato del CSNU. Podría suponerse que el mando superior recaería en un oficial general de Francia o el Reino Unido, que son los dos únicos países europeos que poseen sombrilla nuclear como fuerza de ‘segundo golpe’ basada en sobre bombarderos estratégicos y submarinos SSBM. Su finalidad sería disuadir a Rusia de lanzar un primer ataque porque el costo de la represalia sería devastador. En todo caso, la fuerza coaligada a desplegar en Ucrania no sería ni OTAN (cuyo mando supremo, Saceur, es un oficial norteamericano), ni tampoco de la UE, ya que incluiría fuerzas ajenas a la Unión (británicas y, probablemente, canadienses). Una participación española en la coalición requeriría enfrentar, entre otros, dos terribles alérgenos de Sánchez. Uno, la previa aprobación del Congreso de los Diputados (artículo 17.1, LO de la Defensa Nacional) que mostraría la extrema debilidad del Gobierno obligándole a pactar con Feijóo . Y dos, la probabilidad de recibir ataúdes de regreso. Además, como sumo sacerdote trilero, Sánchez intenta cuadrar el círculo: aumentar la cifra del gasto sin gastar. Para ello está entreverando los conceptos de defensa, seguridad y protección, con los ministros ajetreándose en la identificación bastarda de gastos a presentar como de defensa. Por ejemplo, los de seguridad medioambiental y cibernética. Quizás, también los de seguratas de discoteca.

Fuente: abc.es

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