
«Exactamente seis meses después de que el Ejército intentara asaltar la Asamblea Nacional , el parlamento surcoreano ha investido esta mañana a un nuevo presidente. La victoria electoral del opositor demócrata Lee Jae-myung supone un aparente final a seis meses de drama político, fractura social y vacío institucional provocados por la ley marcial declarada en diciembre por el expresidente Yoon Suk-yeol. Su autogolpe fallido puso en peligro la democracia surcoreana y acabó provocando su destitución primero, y después las elecciones extraordinarias de anoche.El carácter excepcional de estos comicios también ha implicado que el mandato de Lee comience de inmediato, en lugar de cumplir el tradicional plazo transitorio de dos meses. La Comisión Electoral Nacional ha confirmado los resultados poco después de las seis de la mañana (hora local) y acto seguido el nuevo presidente ha asumido el poder, incluida la jefatura de las fuerzas armadas, relevando a Lee Jun-ho, el tercer presidente en funciones desde que comenzara la crisis.Uno de sus primeros quehaceres ha consistido en mantener una conversación con el presidente del Estado Mayor Conjunto , el almirante Kim Myung-soo, a quien ha ordenado «mantener una postura de preparación absoluta mediante la vigilancia estrecha de los acontecimientos en Corea del Norte, basada en la defensa combinada entre Corea del Sur y Estados Unidos», según un comunicado oficial. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, ha felicitado al nuevo mandatario surcoreano, ensalzando el «compromiso inquebrantable de la alianza» entre ambos países, «a partir de nuestro tratado de Defensa Mutua, valores compartidos y profundos lazos económicos». Noticias relacionadas estandar Si Corea: Paralelo 38 Armas, heces y ‘K-dramas’: guerra psicológica en la frontera Jaime Santirso estandar Si El polémico opositor Lee Jae-myung gana las elecciones pero Corea del Sur sigue dividida Jaime SantirsoPromete un «Gobierno flexible y pragmático»Lee, a quien se le presuponen pocas horas de sueño, ha acudido a las once de la mañana a la Asamblea Nacional, donde ha jurado el cargo convertido en el 21º presidente de la República de Corea y ha pronunciado su discurso inaugural en el que se ha comprometido a liderar «un Gobierno flexible y pragmático».En el exterior, una gran pantalla retransmitía la ceremonia para los centenares de ciudadanos allí congregados, donde el apoyo a Lee se entremezclaba con el rechazo a Yoon. Kim, un estudiante de ingeniería de 30 años, mostraba orgulloso un selfi con el nuevo jefe del Estado . «Espero que Yoon vaya a la cárcel», espetaba a continuación mientras dejaba ondear el Taegeukgi, la enseña nacional.La sensación de urgencia democrática tras la ley marcial se ha plasmado en una participación del 79,3% , la más alta desde las elecciones presidenciales de 1997 hace casi tres décadas. El electorado ha concedido a Lee y su Partido Democrático de Corea (PDC) un 49,4% de los votos frente al 41,1% de Kim Moon-soo, sucesor de Yoon al frente del conservador Partido del Partido Popular (PPP).Sin embargo, amplios sectores de la sociedad albergan dudas sobre la idoneidad de Lee, en gran medida por su perfil polémico y sus cuentas pendientes con la Justicia. El flamante presidente está inmerso en varios procesos legales pendientes de sentencia por supuestos delitos como malversación de fondos, obstrucción a la Justicia, desacato y violaciones a la ley electoral, lo que podría generar más inestabilidad política.La victoria por ocho puntos porcentuales, aunque sustancial, resulta más estrecha de lo esperado, pues la campaña electoral arrancó con un margen de veinte y hace una semana las últimas encuestas publicadas auguraban once. La diferencia se vuelve aún más exigua, y el rechazo que Lee genera más evidente, al tener en cuenta que este se enfrentaba a una formación, el PPP, que había tratado de suprimir la democracia hace apenas unos meses , cuyo candidato habría sufrido las zancadillas de sus compañeros de filas –que trataron de imponer al ex primer ministro Han Duck-soo– y la aparición en su espectro ideológico de un competidor, el Partido Reformista de Lee Jun-seok, quien rechazó la integración y se ha llevado el 8,34% de los votos como tercera fuerza.Quizá consciente de lo irrepetible de la situación, Lee mantuvo durante la campaña un perfil moderado , lejos de las posiciones muy a la izquierda que mantuvo en el pasado. Sin embargo, su presidencia podría implicar a nivel nacional más presión fiscal y políticas redistributivas, y a nivel internacional un realineamiento de la posición de Corea del Sur, tratando de retomar el diálogo con Corea del Norte y mejorando las relaciones con China. Una primera prueba en ese sentido serán las negociaciones con EE.UU. para alcanzar un acuerdo que solucione la imposición unilateral de aranceles por parte de Donald Trump.«Lee ha tenido muchas polémicas en el pasado, pero tras la crisis democrática de la ley marcial se convirtió en una figura política gigante en Corea», defiende Sheen Seong-ho, profesor de Seguridad Internacional de la Universidad Nacional de Seúl. «No le importa demasiado la ideología, será un líder muy inclusivo y adoptará un enfoque muy pragmático». Para ello, Lee gozará de una mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional, la cual en el pasado le sirvió para desquiciar a Yoon y que ahora debería facilitar la reconciliación que un país altamente polarizado requiere. Está por ver si Lee podrá, también si querrá.
Fuente: abc.es