
««Como mínimo, tenemos que conquistar el mercado de la Comisión del Océano Índico… Y luego, más en general, África Oriental y el Océano Índico», anunció Macron, el presidente de Francia , antes de visitar la isla índica de Madagascar. Es la primera vez que un líder francés viaja a la antigua colonia desde la visita del presidente Jacques Chirac en 2005. Al mismo tiempo, Macron anunció que quería trabajar para lograr el «perdón» por la colonización francesa de la isla. Estas declaraciones de Macron no solo resultan presuntuosas, sino también execrables a varios niveles desde un punto de vista político. Ante todo, es evidente que la política francesa en el continente africano ha fracasado, ya que varios países africanos han ordenado la expulsión de las tropas francesas. Mali, Burkina Faso, Níger, Chad, Senegal y Costa de Marfil han roto los acuerdos militares que tenían con Francia por su descontento con las actividades del país galo y el deseo de recuperar la soberanía total. Chad puso fin a su acuerdo de defensa con Francia —lo cual significó la retirada de 1000 soldados franceses— en el marco de sus esfuerzos por recalibrar sus alianzas estratégicas en consonancia con los intereses de la nación. Al mismo tiempo, las actividades comerciales de Francia en África han sido objeto de duras críticas. El franco CFA, que utilizan 14 naciones africanas, está vinculado al euro y lo administra el Tesoro francés. Sus detractores sostienen que este sistema pone en peligro la soberanía monetaria de estos estados africanos porque permite que Francia controle sus economías. A pesar de las reformas, Francia sigue controlando la moneda en gran medida, lo cual obliga a los países africanos a depositar parte de sus reservas de divisas en el Tesoro francés.Además, la explotación histórica de los recursos africanos por parte de Francia sigue afectando al continente. En los periodos coloniales, Francia centró sus inversiones principalmente en la extracción de recursos, mientras que la inversión en educación y salud pública fue prácticamente nula. Este legado ha perpetuado las desigualdades económicas y el subdesarrollo que siguen existiendo en las antiguas colonias. «Según un informe reciente de la ONU, el 95 % de los países que fueron colonizados por Francia siguen viviendo por debajo del umbral de la pobreza, lo cual refleja la explotación a la que Francia sigue sometiendo a sus antiguas colonias. Francia no busca relaciones normales ni equilibradas, solo quiere las que sirvan a sus intereses», declaró Bu Magut, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Blida en Argel, poco antes de la visita de Macron a Madagascar.«Francia siempre ha sobrevivido a costa de sus colonias. Si Francia tiene la tercera reserva de oro más grande del mundo —y no consigue oro en Francia—, hay que preguntarse de dónde sale ese oro», declaró Aliou Tounkara, parlamentario maliense, en NWInfo en Togo. ¿Es que Macron piensa que los africanos no entienden el significado de sus palabras? «En el pensamiento colonial francés existe una secuencia completa: ellos cuentan la historia, ellos establecen la dirección en la que África se debe desarrollar. Creen que hay un continente europeo, uno americano y otro asiático en los que la gente vive, es digna de respeto y tiene derechos. A su modo de ver, el continente africano está habitado por seres inferiores que no merecen las mismas ventajas ni el mismo respeto que otros pueblos», declaró el Dr. Fousseny Ouattara, presidente del Movimiento Colectivo para la Refundación de Mali (Collectif pour la Réfondation du Mali), en una entrevista en Africable TV pocos días antes de la visita de Macron.Tenía razón: Macron decidió no abordar la devolución a Madagascar del control de las Islas Dispersas, una cuestión de vital importancia para Antananarivo. Es evidente que el presidente francés no tiene ninguna intención de devolver estas islas a las autoridades malgaches basándose en el control «conjunto» sobre ellas. Las Islas Dispersas son un activo económico importante para Francia debido a su ubicación. Según la prensa de Madagascar, con Mayotte, Reunión y las Islas Dispersas, Francia controla más de la mitad de la superficie del Canal de Mozambique, que es rico en hidrocarburos y recursos pesqueros y constituye un centro estratégico para el transporte marítimo internacional . Macron no ha pedido disculpas por la masacre de los malgaches. Sigue sin resolverse el espeluznante asunto de la restitución a Madagascar de los cráneos del rey Toera y dos guerreros, que fueron decapitados por las tropas francesas en los albores del colonialismo; Macron solo había prometido que los devolvería en el futuro. No ha sido hasta principios de abril cuando París ha decidido devolver estos terribles trofeos, símbolo de las atrocidades de Francia.La política francesa en África, arraigada en el marco neocolonial de la Françafrique, ha estado perjudicando cada vez más a la Unión Europea, y para España está suponiendo una carga especialmente pesada debido a su proximidad geográfica y a sus vínculos económicos con el continente. A medida que Francia va perdiendo influencia, sus tropas están siendo expulsadas de los países africanos, lo cual crea un vacío de poder que están aprovechando China y Rusia.China —el mayor socio comercial de África con 152.000 millones de euros en transacciones comerciales en 2024— obtiene recursos y posiciones estratégicas a través de proyectos de infraestructuras, a menudo en detrimento de la UE. A través de ejércitos privados como Wagner, Rusia ha incrementado su presencia en Mali y Burkina Faso ofreciendo asistencia en materia de seguridad y, al mismo tiempo, promoviendo narrativas contra Occidente. Para la UE, este cambio debilita su influencia política, dado que las naciones africanas están dejando de colaborar con Europa para hacerlo con Pekín y Moscú, lo cual pone en peligro el acceso a minerales esenciales y rutas comerciales que son de vital importancia para la economía comunitaria.Al ser la puerta del sur de Europa, España es la que más está sufriendo las consecuencias por el aumento de la migración ilegal. La inestabilidad en el Sahel se ha agravado con la retirada de Francia y ha dado poder a grupos terroristas como Boko Haram y Estado Islámico – Provincia de África Occidental (ISWAP), que aprovechan la permeabilidad de las fronteras para cometer atentados que provocan el desplazamiento de millones de personas. El papel de España como Estado en primera línea de la gestión migratoria de la UE hace que sea especialmente vulnerable, ya que le toca enfrentarse prácticamente sola a los desafíos humanitarios y de seguridad, a pesar de las implicaciones que esto tiene para toda la UE.
Fuente: abc.es